Es bien sabido por todos que la denominada “conducta antisocial” constituye, desafortunadamente, un tema de relevancia social indiscutible en la actualidad, no sólo por las graves consecuencias que a nivel social, familiar, escolar o jurídicamente conlleva, sino también, por los efectos tan devastadores que acarrea al propio adolescente.
Teniendo presente la ambigüedad conceptual del constructo “conducta antisocial” y sus complejas manifestaciones conductuales a lo largo de la infancia y la adolescencia, la presente investigación doctoral se ha centrado en:
a) Describir las distintas manifestaciones de la conducta antisocial (comportamientos antisociales graves y/o violentos, conductas agresivas y consumo de sustancias) en función tanto de la edad como del sexo de los adolescentes.
b) Comparar los diferentes patrones de consumo de sustancias y prevalencias de conductas agresivas en función del nivel de conducta antisocial mostrada por los adolescentes.
c) Determinar la forma en la que se asocian las diferentes sustancias de comercio legal e ilegal en los adolescentes (tabaco, alcohol, cannabis, fármacos antirreumáticos y tranquilizantes, derivados morfínicos, estimulantes, cocaína, heroína, inhalantes y drogas de síntesis).
d) Determinar la capacidad predictiva de los factores bioevolutivos, escolares, familiares, del grupo de iguales y de personalidad, en el intento de establecer un perfil específico asociado a un mayor riesgo de manifestación de comportamientos antisociales en los adolescentes.
e) Presentar distintos modelos de riesgo y protección en función de su valor predictivo, que sirvan como base para la posterior construcción y diseño de distintos modelos explicativos de la conducta antisocial en los adolescentes.
f) Contrastar la validez de diferentes modelos explicativos en relación con los diversos factores de riesgo asociados a la conducta antisocial y el consumo de sustancias, que ayuden, por una parte, a la explicación de la conducta antisocial en adolescentes, y, por otra, que contribuyan a diseñar programas de intervención y prevención.
Uno de los hallazgos más convincentes que ha surgido de la investigación en la última década ha sido la conclusión de que hay diferentes tipos de comportamiento antisocial, con distintas trayectorias evolutivas. En particular, es importante hacer una distinción entre el comportamiento antisocial que persiste en el curso de la vida y el que se limita a la adolescencia. Los factores que subyacen a estos comportamientos no serán los mismos y, así, las intervenciones tendrán que adaptarse al tipo específico de comportamiento antisocial en cuestión. Hemos aprendido a partir de la investigación una considerable cantidad de cosas sobre los factores de riesgo asociados con el comportamiento antisocial.
Aunque el campo es muy amplio, hemos intentado resumir los hallazgos en este capítulo. Los hombres jóvenes tienen significativamente más probabilidades de tomar parte en comportamientos antisociales que las mujeres, y experiencias familiares particulares, incluido tener un miembro de la familia relacionado ya con el delito, están fuertemente asociadas con la delincuencia. La negligencia de los padres también es un potente factor de riesgo, como lo son algunas circunstancias ambientales, incluida la pobreza y la desventaja social. Por lo que se refiere a la raza, a partir de las estadísticas convencionales de delitos parece que los jóvenes procedentes de minorías étnicas tienen más probabilidades de delinquir que los de las culturas mayoritarias. Sin embargo, es muy importante advertir que los estudios de autoinforme de conducta delictiva no muestran diferencias entre estos grupos.
Parece muy probable que la explicación se encuentre en el tratamiento más duro que la policía y las autoridades judiciales para jóvenes dispensan a los adolescentes de las minorías étnicas. Esto es un asunto que preocupa vivamente, y tiene profundas implicaciones para las relaciones raciales y, en particular, para el desarrollo de los jóvenes varones de minorías étnicas. Se ha aprendido mucho sobre las posibles intervenciones disponibles para los implicados en comportamientos antisociales. Estas incluyen el desarrollo de destrezas sociales y cognitivas, el aumento de las capacidades de educación, la modificación de los ambientes de desventaja y el apoyo de grupos positivos de iguales. Los estudios de intervenciones muestran que las oportunidades para el empleo son posiblemente la más poderosa de las opciones, pero que, además, las intervenciones que son multimodales tienen más probabilidades de tener éxito que las que se concentran en una sola modalidad.
Película sobre superación en la adolescencia
https://www.youtube.com/watch?v=TMUQNIxEREo
Fuentes
http://eprints.ucm.es/12024/
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